El durazno jugoso,
con su aroma sutil,
De piel
aterciopelada, donde el rubor responde,
Un regalo de la
tierra, néctar dulce y gentil,
En tu presencia,
encuentro un manjar ideal.
Con cada mordisco,
una explosión de sabor,
Su jugosa pulpa
dorada, un elixir de bendición,
Vitamina C radiante,
que al cuerpo vigoriza,
Y antioxidantes que
el tiempo minimiza.
La fibra que
contiene, el vientre agradece,
Ayuda a la digestión,
alejando el malestar,
Mejorando la presión
sanguínea,
Y para la piel
reseca, un bálsamo divino.
Así que disfrutemos,
de este regalo preciado,
Este fruto que nos ha
sido entregado,
En cada estación,
busquemos su dulzura,
y celebremos la vida,
con esta fruta pura.
“Pero bendito el hombre que
confía en mí, que pone en mí su esperanza. Será como un árbol plantado a la
orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando
llegan los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía
no se inquieta, y nunca deja de dar fruto.
Jeremías 17:7-8
Muchas gracias por tomar parte de tu tiempo en leer esto en verdad que estoy muy contento, si te gusto déjame un comentario y ayúdame a compartirlo para que llegue a más personas que a ti no te cuesta nada y me ayudaría muchísimo.
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