Salir y andar por la
vida es necesario,
Aunque siempre
debemos tener cuidado,
Cada paso cuenta, siendo
un relicario,
Y volver seguro es el
mayor regalo sagrado.
La calle vigila en
sus ojos misteriosos,
El destino nos juega una
mala pasada,
Caminando con
prudencia es de valientes,
Porque el hogar nos
espera como un dulce camino.
No hay prisa que valga
si el reloj no es amigo,
La calma al transitar
es escudo,
Cada encuentro puede irse
en un instante,
Y regresar en paz a la
casa, es lo más rudo.
Cuida siempre tus
pasos y protege tu esencia,
La vida es un tesoro
que hay que preservar,
Salir y luego volver
con amor y conciencia,
Es la bendición de
vivir y de siempre agradecer.
El que vive bajo la sombra protectora del Altísimo y
Todopoderoso, dice al Señor: ¨Tú eres mi refugio, mi castillo, ¡mi Dios, en
quien confío!¨
Salmos 91:1-2
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